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  • Foto del escritorJohn Carrillo Diaz

“Puertas al Reino Peligroso”

Actualizado: 19 jul 2023


Texto de la Ponencia presentada en el “I Seminario Tolkien: Tolkien y las fuentes mitológicas” realizado el 4 de septiembre de 2020 por la Sociedad Tolkien Colombia - Medellín.

Cualquiera puede ser la puerta para entrar al “Reino Peligroso”, un agujero en la tierra, la puerta de un armario, un tornado, o cualquier otro lugar insospechado como este árbol, que accidental o con intención, te puede arrastrar a la más grande o aterradora aventura.




En su ensayo “Sobre los cuentos de hadas”, el profesor John Ronald Tolkien se refiere a Fantasía como el Reino Peligroso. Él señala que:


“Fantasía es una tierra peligrosa, con trampas para los incautos y mazmorras para los temerarios… Ancho, alto y profundo es el reino de los cuentos de hadas y lleno todo él de cosas diversas: hay allí toda suerte de bestias y pájaros; mares sin riberas e incontables estrellas; belleza que embelesa y un peligro siempre presente; la alegría, lo mismo que la tristeza, son afiladas como espadas. Tal vez un hombre pueda sentirse dichoso de haber vagado por ese reino, pero su misma plenitud y condición arcana atan la lengua del viajero que desee describirlo. Y mientras está en él le resulta peligroso hacer demasiadas preguntas, no vaya a ser que las puertas se cierren y desaparezcan las llaves.”

“Sobre los cuentos de hadas”, John Ronald Tolkien


Tolkien en su ensayo plantea una diferenciación entre “Cuentos de hadas” y “Cuentos sobre hadas”, haciendo una gran disertación a lo largo del texto, sobre cuáles de las historias populares y tradicionales que comúnmente hemos escuchado, o se están escribiendo, podrían ser consideradas de uno u otro grupo, o algún tipo de fábula.


J.R.R Tolkien indicaba que “los cuentos de hadas no son relatos sobre hadas o elfos, sino relatos sobre el País de las Hadas, es decir, sobre Fantasía, la región o el reino en el que las hadas tienen su existencia.” Y además clarifica, dado que hay muchos lugares comunes y a veces hasta clichés en los llamados cuentos de hadas, o sobre hadas para ir puntualizando, que “Fantasía cuenta con muchas más cosas que elfos y hadas, con más incluso que enanos, brujas, gnomos, gigantes o dragones: cuenta con mares, con el sol, la luna y el cielo; con la tierra y todo cuanto ella contiene: árboles y pájaros, agua y piedra, vino y pan, y nosotros mismos, los hombres mortales, cuando quedamos hechizados.”


Dejando claro que es un mundo en sí mismo, que estos seres cuentan con espacio propio, y no que están compartiendo espacio con nosotros, o que aparecen exclusivamente para intervenir en el destino de nosotros, como las historias donde nuestro mundo humano se comparte con seres de fantasía.


A partir de esta diferenciación, puede ser posible discernir o ver con más cuidado en las historias que se nos han relatado, cuál de esas Puertas o portales que han permitido que niños o adultos de nuestro mundo puedan acceder al Reino Peligroso son reales, o cual son solamente marañas del sueño. El Profesor Tolkien señala en su ensayo que “La mayor parte de los buenos «cuentos de hadas» tratan de las aventuras de los hombres en el País Peligroso o en sus oscuras fronteras.” Enfatizando en que “un «cuento de hadas» es aquel que alude o hace uso de Fantasía, cualquiera que sea su finalidad primera: la sátira, la aventura, la enseñanza moral, la ilusión. La misma Fantasía puede tal vez traducirse, con mucho tino, por Magia, pero es una magia de talante y poder peculiares, en el polo opuesto a los vulgares recursos del mago laborioso y técnico.” En esto último hace referencia a una magia natural, no a los artificios de quienes quieren reproducirla o imitarla a través de otros elementos.


En las Crónicas de Narnya de C.S. Lewis, podemos ver que se trata de una historia de humanos que van a otro mundo que no es el suyo, donde priman otras reglas y otras realidades, y no es una sola Puerta en exclusivo la que permite entrar, de hecho dejan claro que no se repiten los portales. A lo largo de las diferentes Crónicas se presentaron diversas maneras de ingresar a los mundos.


La magia y los objetos mágicos.


En el sobrino del mago los viajes se hacen a través de unos artefactos fabricados con un elemento que llega de otro mundo, un polvo que está dentro de una caja que al parecer es de la Atlántida. El mago fabrica anillos amarillos para viajar al bosque entre mundos, y anillos verdes para regresar del bosque. En el “bosque entre mundos” hay varios estanques, que son portales para ingresar a diferentes mundos, y los niños pueden acceder a ellos gracias a los anillos.


Así que, de las aventuras del sobrino del mago, Diggori, y de su amiga Polly en los otros mundos, resultó que de una manzana mágica y curativa traída por ellos, sembraron una semilla y la madera de ese árbol que creció, fue utilizada para construir el armario que sirve de Puerta para llevar a los hermanos Pevensie a Narnya.


En las historias posteriores vemos como la magia y la voluntad de Aslan, se convierten en el principal portal para viajar a Narnya, y teniendo en cuenta que los anillos y el armario fueron la única vez que hubo cruces al otro mundo haciendo uso de objetos mágicos, Aslan le dijo a los hermanos Pevensie al final de la Bruja el León y el Armario: “Pero no intentéis usar la misma ruta dos veces. En realidad, no intentéis ir allí por ningún medio. Sucederá cuando menos lo esperéis. Y no habléis demasiado sobre ello, ni siquiera entre vosotros. Y no se lo mencionéis a nadie más, a no ser que descubráis que han corrido aventuras de la misma clase también ellos”.


Para culminar este circuito por las Crónicas de Narnya, en El Príncipe Caspian, en el pasaje donde los viajeros retornan a nuestro mundo, Aslan hace aparecer una serie de visiones y luego se abren varios portales a diferentes mundos. Cada uno de los presentes entra en el que le corresponde. Este método evoca al lugar en donde se encuentran todos los portales, como el Bosque entre mundos del Sobrino del mago, o el de las Mil Puertas de la Historia interminable.


En el libro el Tapiz de Fionavar de Guy Gabriel Kay (quien ayudara a Christopher Tolkien en la edición de El Silmarillion) el Mago Loren manto de Plata señala que:


“—Hay muchos mundos —dijo— detenidos por los giros y las espirales del tiempo.

Rara vez esos mundos se interfieren unos con otros; por eso no se conocen entre ellos. Sólo en Fionavar, el primero de los mundos creados del cual los otros son un reflejo imperfecto, se ha conservado la tradición que cuenta cómo tender un puente entre los mundos; y tampoco allí los años han transcurrido pacíficamente pese a la ancestral sabiduría. Nosotros, Matt y yo, hemos hecho antes la travesía, pero siempre con dificultades, pues se ha perdido la costumbre, incluso en Fionavar.”

El árbol del verano, Guy Gabriel Kuy


Esta historia nos dice que sólo a través de la magia es posible el uso de esos puentes o puertas para acceder a los otros mundos. En el primero de los tomos, “El árbol de verano” los protagonistas se agrupan y a través de recitaciones hechas por un mago o hechicera, se abre el portal que los cruza al otro mundo, de la misma forma en que retornan de nuevo, a través del poder de la magia natural.


En la historia de El Mago de Oz de Lyman Frank Baum, se cuenta como Dorothy, su protagonista, es trasladada desde Kansas en Estados Unidos hasta el País de Oz, debido a un hecho fortuito al parecer. En este caso su casa queda en medio de dos tornados, uno que viene del norte y otro del sur, y la eleva por los aires. Dorothy se Duerme mientras viaja en el tornado, el viaje era lento, levitaba con la casa en el aire con su perro y muchas otras cosas, hasta que caen sobre la vivienda de la Bruja del Oeste, asesinándola. El camino que emprende la protagonista para encontrar el retorno a su hogar la lleva hasta donde un mago, que sorpresivamente era un humano que se quedó en el otro mundo haciendo uso de artificios, pese a la existencia de la magia natural de los seres de ese otro mundo.

Finalmente fue la magia de ese mundo fantástico la que puedo cumplir los deseos de Dorothy, quien retornó haciendo uso de los zapatos de plata que pertenecieron a la bruja del oeste, los cuales después de tocarlos 3 veces e invocar el lugar a donde iba, la transportaron a Kansas, de nuevo usando un torbellino como portal.


El Herrero de Wottom Major de Tolkien, nos narra como la ida el reino de Fantasía no es un acto exclusivo de los niños. Aunque el herrero haya recibido la estrella del Rey de las Hadas en su niñez, pudo viajar incontables veces al Reino Peligroso siendo ya adulto. En esta historia su portal era un objeto mágico, la estrella que se había comido en un pastel especial cuando era niño, por el Rey de las Hadas.


“…tenía en Fantasía sus propios asuntos, y allí era bien recibido; porque la estrella le resplandecía en la frente y él se hallaba todo lo seguro que un mortal pueda estarlo en este peligroso país. Los Pequeños Males rehuían la estrella, y estaba a salvo de los Grandes. De lo cual se sentía agradecido, porque pronto adquirió experiencia y entendió que uno no puede acercarse sin riesgo a las maravillas de Fantasía, y que a muchos de los Males no se los puede desafiar sin armas adecuadas, demasiado poderosas para que un mortal cualquiera las maneje.”

El Herrero de Wottom Major, John Ronald Tolkien


Finalmente cuando llegó el momento de que hubiera un nuevo portador de la estrella, el mismo Rey de las Hadas se la solicitó y el herrero se desprendió de ella por su voluntad. Brindándole la posibilidad a un nuevo viajero de descubrir los extremos del Reino Peligroso.

Otra historia clásica que hace uso no solo de un artefacto mágico, un libro, sino también del deseo y del sueño como elementos primordiales para ingresar a Fantasía, ella es la Historia interminable, de Michael Ende.


En la Historia Interminable, el país de Fantasía está en peligro y es un niño quien debe salvarlo. El portal se genera a partir de la lectura/narración de una historia dentro de otra historia que se percata de ser leída, y que entra en un bucle narrativo que obliga al personaje a superar su indecisión, inseguridad y cobardía, y atreverse a ir a Fantasía a salvar a la Emperatriz.


El libro la "Historia Interminable" se convierte en un artefacto mágico que inicia el proceso de fusión entre el lector y el mundo de fantasía, a través de su historia y los personajes. El recurso de la empatía logra que Bastian se integre con el conflicto de la Emperatriz y los habitantes del reino.


“Poco a poco se pudo ver en las tinieblas un resplandor rojizo y débil. Salía de un libro que, abierto, flotaba en el aire en el centro de la estancia de forma de huevo. Estaba inclinado, de forma que ella podía ver su encuadernación. Tenía las tapas de color cobre y, lo mismo que en la Alhaja que la Emperatriz Infantil llevaba al cuello, también en el libro se veían dos serpientes que se mordían mutuamente la cola, formando un óvalo. Y en ese óvalo estaba el título: La Historia Interminable La cabeza de Bastián le daba vueltas. ¡Era exactamente el mismo libro que estaba leyendo! Lo miró otra vez. Sí, no había duda: el libro que tenía en las manos era el libro del que se hablaba. Pero ¿cómo podía aparecer ese libro dentro de sí mismo? La Emperatriz Infantil se había acercado y miraba, al otro lado del libro flotante, el rostro de un hombre, iluminado desde abajo por las abiertas hojas con un resplandor azulado. Aquel resplandor salía de las letras del libro, que eran de color verdemar…”

La Historia Interminable, Michael Ende


La forma de salida de Fantasía finalmente es el Auryn, que es la joya que la Emperatriz entrega a Atreyu como salvoconducto en Fantasía, y que es la misma imagen de las dos serpientes que se cruzan entre sí. Las cuales están en la portada del libro que lee Bastian Baltassar Bux. Esta Joya es la Puerta que conduce al niño de retorno a nuestro mundo. En la narración se cuenta como las cabezas se mueven y se abren como una puerta de luz, Bastian debía ir hacia la cabeza blanca, mientras la cabeza negra era el umbral de retorno a Fantasía.


Retomando el símbolo usado en las Crónicas de Narnya (escritas entre 1950 y 1956) el “Bosque entre mundos” con los múltiples pozos por los que se podían acceder a los otros mundos, y en el salón del Palacio del Rey Caspian, cuando aparecen diferentes portales que conducían a cada uno de los diferentes mundos, hay pues, en la Historia Interminable (Publicada en 1979) un lugar llamado el “Templo de las Mil Puertas”, que cuenta con características similares al bosque entre mundos.


El siguiente fragmento, el personaje principal sostiene una conversación con un León, en unas estancias por fuera del tiempo:


“…hay en Fantasía un lugar que conduce a todas partes y al que puede llegarse desde todas. Ese lugar se llama el Templo de las Mil Puertas. Nadie lo ha visto nunca por fuera, porque no tiene exterior. Su interior sin embargo, está formado por un laberinto de puertas. El que quiera conocerlo, tiene que atreverse a entrar. … —Cada puerta —prosiguió el león—, cada puerta de Fantasía entera, hasta una puerta completamente corriente de establo o de cocina, incluso la puerta de un armario, puede ser, en un momento determinado, la puerta de entrada al Templo de las Mil Puertas… Si el momento pasa, la puerta vuelve a ser lo que era. Por eso nadie puede entrar una segunda vez por la misma puerta. Y ninguna de las mil puertas conduce otra vez al lugar de dónde se vino. No hay vuelta atrás… a través del laberinto de las mil puertas sólo puede guiarte un deseo auténtico. Quien no lo tiene ha de vagar por el laberinto hasta que sabe lo que desea. Y a veces hace falta mucho tiempo para eso.

— ¿Y cómo se puede encontrar la puerta de entrada?

—Hay que desearlo.”

La Historia Interminable, Michael Ende


El Sueño como Portal


Quiero detenerme un momento habiendo abordado algunos portales productos de la magia, o de objetos, para tocar un elemento que nos llevará a la parte final de este texto, y es el Sueño, el sueño como portal o conector con los otros mundos, en contraposición al sueño como justificación de seres, lugares o situaciones fantásticas.


En el ensayo sobre cuentos de hadas, Tolkien señalaba que “excluiría o dejaría al margen cualquier relato que para explicar los evidentes lances maravillosos apele a los mecanismos del Sueño, el sueño del más genuino dormir humano”.


“Cierto es que Sueño y Fantasía no andan desconectados. Los sueños pueden desatar extraños poderes de la mente. En algunos de ellos podemos empuñar por algún tiempo el poder de Fantasía, ese poder que al mismo tiempo que engendra el relato hace que cobre forma viva y color ante nuestros ojos. Hasta es posible que un sueño real sea en ocasiones un cuento de hadas, casi con el ingenio y la desenvoltura de los elfos... Pero sólo mientras se está soñando. Si un escritor, en cambio, una vez despierto, os dice que su relato no es sino algo que imaginó en sueños, está engañando deliberadamente el primer deseo del corazón de Fantasía: la materialización del prodigio imaginado, con independencia de la mente que lo concibe.”

“Sobre los cuentos de hadas”, John Ronald Tolkien


El profesor señala que es esencial diferenciar “genuino cuento de hadas” de otros usos de este género que a veces se presentan como «verdaderos». Presenta como ejemplo a Alicia en el País de las Maravillas, cuyas historias finalmente están enmarcadas en un contexto ilusorio y ficticio como lo fue el sueño, justificando de este modo los personajes y situaciones poco racionales por las que había pasado.


“Dado, sin embargo, que el cuento de hadas trata de «prodigios», no puede tolerar marco ni mecanismo alguno que sugiera que la historia en que los prodigios se desenvuelven es ilusoria o ficticia. Claro que tal vez el cuento mismo sea tan bueno que uno llegue a prescindir del marco. O acaso como tal cuento onírico dé en la diana y entretenga. Así sucede con los sueños que enmarcan y eslabonan los diversos relatos de Alicia, de Lewis Carroll, motivo por el cual (amén de otras razones) no podemos considerarlos cuentos de hadas.”

“Sobre los cuentos de hadas”, John Ronald Tolkien


El profesor enfatiza en su descripción que: “Los cuentos de hadas, como es obvio, no se ocupaban mayormente de lo posible, sino de lo deseable. Y sólo daban en el blanco si despertaban los deseos y, al tiempo que los estimulaban hasta límites insufribles, también los satisfacían”.


Peter Pan escrita por James Matthew Barrie en 1904, nos muestra otra puerta para viajar a otro de los mundos, y que además nos habla de la conexión entre el cerebro de los niños humanos, el sueño y el país de “Nunca Jamás”.


“…trazando el mapa de la mente de un niño, que no sólo es confusa, sino que no para de dar vueltas. Tiene líneas en zigzag como las oscilaciones de la temperatura en un gráfico cuando tenéis fiebre y que probablemente son los caminos de la isla, pues el País de Nunca Jamás es siempre una isla, más o menos, con asombrosas pinceladas de color aquí y allá, con arrecifes de coral y embarcaciones de aspecto veloz en alta mar, con salvajes y guaridas solitarias y gnomos que en su mayoría son sastres, cavernas por las que corre un río, príncipes con seis hermanos mayores, una choza que se descompone rápidamente y una señora muy bajita y anciana con la nariz ganchuda… los Países del Nunca jamás son muy distintos … De todas las islas maravillosas la de Nunca jamás es la más acogedora y la más comprimida: no se trata de un lugar grande y desparramado, con incómodas distancias entre una aventura y la siguiente, sino que todo está agradablemente amontonado. Cuando se juega en ella durante el día con las sillas y el mantel, no da ningún miedo, pero en los dos minutos antes de quedarse uno dormido se hace casi realidad. Por eso se ponen luces en las mesillas.”

Peter Pan, James Matthew Barrie


Dentro del universo de Peter Pan los sueños, los juegos y los deseos de los niños son formas que usan para construir su propia versión del mundo de Nunca Jamás. Pero hay otra manera de llegar, y es la que vemos que Peter le ofrece a los hermanos Darling: Wendy, John y Michael, y es volando con polvo de hadas y una idea feliz, a través del cielo y el espacio, la segunda estrella hacia la derecha y luego recto hacia el amanecer.


Volvemos a ver en estas últimas tres historias a los niños como protagonistas, o únicos con licencia para acceder a Fantasía, no sin unos silenciosos adultos cómplices como el librero de la historia de Bastian, y la mamá de los hermanos Darling en que su interior recordaba a Peter Pan.


Finalmente, entre los muchos portales que nos han permitido ver, se encuentra el que permite llegar a los niños humanos de la Tierra Media, hacia la Tierra de los elfos y los dioses, y que los conduce hacia “La Cabaña del Juego”.


En los libros Los Cuentos Perdidos 1 y 2 de John Ronald Tolkien, hay un relato que se desarrolla transversal en ambos textos, a través de cada uno de los cuentos que los integran, es la historia de Eriol como espectador y visitante de Tol Eressëa, y posteriormente huésped en Kortirion, en donde asiste a “Mar Vanwa Tyaliéva”, o la “Cabaña del Juego Perdido”, lugar en el que cuentan las historias de los días antiguos, tanto de la Tierra de los Dioses, como de las grandes tierras.


El Libro de los Cuentos Perdidos presenta dos formas de llegar hacia la Tierra de las Hadas, o de los elfos, una es la que hace Eriol, personaje que en Los Cuentos Perdidos 2 se convierte en Aelfwin de Inglaterra, teniendo variaciones en su historia, debido al proceso de construcción creativo del Profesor Tolkien.


En un rápido recorrido por su historia, Eriol llegó a Tol Eressëa desde las tierras al Este del Mar del Norte. Eriol pertenece al período que precede a las invasiones anglosajonas de la Gran Bretaña. Más tarde el nombre se transformó en Ælfwine («Amigo de los Elfos»), el marinero se convirtió en un inglés del «período anglosajón» de la historia de Inglaterra, que navegó hacia el oeste, por mar, hasta Tol Eressëa... navegó desde Inglaterra hacia el océano Atlántico; y de esta posterior concepción proviene la historia de Ælfwine de Inglaterra, que se ofrece al final de los Cuentos Perdidos 2


La palabra Eriol significa “el que sueña solo”, y le fue dado por los habitantes de la Isla, a la que llega en un barco navegando desde Inglaterra. El libro dice que navegó hacia el oeste, tan hacia el oeste, que llegó hasta la Isla Solitaria, Tol Eressëa en la lengua de las hadas, pero que los Gnomos llamaban también Dor Faidwen, la Tierra de la Liberación. Pero antes, tuvo que naufragar en las islas encantadas y del sueño, para poder seguir hacia el oeste.

Esta ruta de entrada de Eriol desde nuestro mundo hacia el país de las Hadas en el oeste, se hermana con la historia de Eärendil el marino, la cual nos hablan del camino recto, figura que se usa cuando se habla de la marcha de los elfos que se van al mar, alejándose de la Tierra Media. En esta historia Eriol/Aelfwing hace lo mismo. Siendo de los pocos mortales que logra llegar a la Tierra de las Hadas.


En este relato, la Puerta al Reino de las Hadas se presenta a través de una ruta mágica a la que se llega cruzando el mar hacia el Oeste. Encontramos también una narración que se da por completo en ese otro mundo que no es el nuestro, y a un ser humano corriendo una aventura dentro del país de los llamados “seres mágicos”; pero no es el único camino que plantea el Profesor Tolkien dentro de los mundos que aborda en sus escritos. Otro de los caminos se menciona dentro de esta misma historia, es Olórë Mallë, también conocida como la “Senda de los Sueños”.


“…en los días de Inwë ( y es difícil remontarse más atrás en la historia de los Elfos) , había un lugar de bellos jardines en Valinor junto a un mar de plata… este lugar estaba cerca de los confines del reino, pero no lejos de Kôr , aunque por causa de la distancia a que se encontraba del árbol del sol, había allí una luz como la del atardecer del verano, salvo sólo cuando se encendían en la colina al crepúsculo las lámparas de plata, y entonces unas lucecillas blancas bailaban y se estremecían en los senderos persiguiendo motas oscuras bajo los árboles. Éste era un momento de alegría para los niños, porque sobre todo a esta hora un nuevo camarada descendía por la senda llamada Olórë Mallë o la Senda de los Sueños.”

La Cabaña del Juego Perdido, J.R.R. Tolkien


La descripción del sendero continúa, y nos muestra el lugar a donde conduce, a donde según la historia, sólo los niños humanos pueden llegar:


“… la senda llegaba por rutas desviadas hasta las moradas de los Hombres… Era una senda de márgenes profundos y setos colgantes, más allá de los cuales se erguían muchos árboles altos, donde parecía habitar un susurro perpetuo; pero no rara vez enormes luciérnagas revoloteaban por los bordes herbosos… en este lugar de jardines un alto portón enrejado que brillaba dorado en el crepúsculo daba a la senda de los sueños, y desde allí partían muchos caminos serpenteantes formados por altos setos de boj hasta el más bello de todos los jardines, y en medio de ese jardín se levantaba una cabaña blanca… Nadie, se decía, vivía en la cabaña, que estaba sin embargo guardada en secreto y con celo por los Elfos, para que ningún daño le ocurriera, y los niños que jugaban allí libremente no sabían que hubiera alguna guardia. Ésta era la Cabaña de los Niños o del Juego del Sueño, y no del Juego Perdido, como se cantó erróneamente entre los Hombres... porque ningún juego se había perdido entonces.

La Cabaña del Juego Perdido, J.R.R. Tolkien


Así pues, los seres mágicos y dioses participan aquí en la creación y cuidado de la senda y la ruta hacia la Cabaña, dado que los niños y niñas no podían extraviarse en el lugar, ni arriesgarse a conocer otros lugares del país de los elfos, dado el riesgo que ello representaba para los humanos. Los humanos de la Tierra Media, que se encuentran a 7 edades del sol de nosotros. El texto indica que: “Éstos también eran los primeros niños: los niños de los padres de los padres de los Hombres que aquí vinieron; y por lástima los Elfos intentaron guiar a todos los que venían por esa senda hasta la cabaña y el jardín, temiendo que los extraviados llegaran a Kôr y se enamoraran de la gloria de Valinor; porque entonces se quedarían allí para siempre”.


Aunque se menciona en los textos que el dios Aldaron también propone al arcoíris como puente para que los niños de los hombres puedan cruzar al mundo de los seres fantásticos, es la propuesta del dios Irmo la de mayor aceptación. Sobre la creación del Olórë Mallë, en el Libro de los Cuentos Perdidos 1 se dice que: “después del Ocultamiento de Valinor, por pedido de Manwë (que contemplaba con dolor el acontecimiento), los Valar Oromë y Lórien inventaron extraños caminos desde las Grandes Tierras hasta Valinor , y el camino inventado por Lórien, fue Olórë Mallë, la Senda de los Sueños; por esta ruta, cuando los «Hombres acababan de despertar en la tierra», «los hijos de los padres de los padres de los Hombres iban a Valinor durante el sueño»”.


Se menciona que muchos de los niños y niñas que cruzaban el puente, y se entretenían en el camino no llegando hacia la cabaña, se perdían embelesados por la belleza de los acantilados, el brillo de la arena blanca de las costas, o los sonidos de las flautas de los elfos y la belleza de sus ciudades. En las narraciones de los Cuentos perdidos se menciona que entre los narradores de las historias hay niños humanos que quedaron perdidos en la Tierra de los elfos y nunca volvieron a la tierra de los hombres. Al respecto la historia de “La Cabaña del Juego Perdido”, Vairë, la anfitriona de la Cabaña, señala que junto a Lindo tomaron a cargo los niños que se quedaron en la tierra de los elfos para siempre. Motivo por el cual levantaron con buena magia la Cabaña del Juego perdido, en donde se atesoran y se ejecutan los viejos cantos, cuentos y la música élfica.


“De vez en cuando nuestros niños parten otra vez en busca de las Grandes Tierras, y acuden junto a los niños solitarios y les susurran al atardecer cuando van a acostarse temprano a la luz de la noche y de las velas, o consuelan a los que lloran. Algunos, me han dicho, escuchan las quejas de los que han sido castigados o reprendidos, y escuchan sus cuentos y fingen ponerse de parte de ellos, y éste me parece a mí un raro y feliz servicio.”

- Vairé - La Cabaña del Juego Perdido, John Ronald Tolkien.


Estas puertas que se ofrecen de la senda del sueño, y de los niños humanos en la tierra de los elfos que van a aliviar a los niños de la Tierra, guarda una profunda relación con esos otros símbolos que nos han mostrado las historias vistas a los largo de esta ponencia. Como la relación de los niños de la Cabaña del Juego Perdido con los de Nunca Jamás. O los Viajes que transforman a quienes se arriesgan a internarse en los recintos de Fantasía, tal como le pasó a Eriol.


Para cerrar, hay un detalle que quiero mencionar. Hay niños y niñas que se quedan y habitan fantasía y luego regresan al mundo de los hombres. Hay niños que no retornan, como los que Vairé menciona: “En la cabaña del juego recuperado muchos de los niños que estaban, eran niños humanos que se habían quedado o extraviado en el cruce del Olórë Malle.”, además de agregar que años después, muchos vuelven a las Grandes Tierras a susurrarle en los oídos a los niños solitarios palabras de consuelo, igual que Peter Pan y los niños perdidos, quienes habitan de forma permanente “Nunca Jamás”. Por otro lado, están quienes vuelven de la aventura, como Los Pevensie, al igual que los Darling y Eriol, entre otros. Tolkien indicaba que: “De los neblinosos recuerdos de estos niños, de sus narraciones inconclusas y de sus fragmentos de canción nacieron muchas leyendas extrañas que deleitaron a los Hombres por largo tiempo y quizá los deleitan todavía; porque de ellos surgieron los poetas de las Grandes Tierras.”

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